El camino hacia lo divino comienza al despertar el alma, dejando atrás el drama y el sufrimiento.
Este despertar es un viaje emocional para reconectar con el espíritu, la esencia pura y libre que reside en cada uno de nosotros.
El ego histórico o como yo lo yamo el personajillo inventado, lleno y acomplejado de miedos y su excesivo control por todo lo que le rodea debe disolverse o desmantelarse para permitir que el espíritu, fuente de amor y sabiduría, se manifieste.
Se trata de desaprender lo viejo para abrazar lo divino y experimentar la vida desde una perspectiva de plenitud y conexión, como parte de una transformación que nos lleva a una nueva humanidad galáctica, guiada por el amor y la luz del Ser.


